jueves, 9 de febrero de 2017

LA BATALLA INVISIBLE



En este mundo en que vivimos, lleno de perversiones y manipulación, existen muchas batallas en disputa, guerras donde mueren personas a diario y se matan los unos a los otros por ideales ficticios, por falsos conceptos de patriotismo o simplemente por ambición, por dinero y poder. Existen batallas por la pobreza donde mueren diariamente niños y desfavorecidos, existen batallas por la salud donde mueren enfermos sin atender y otros a manos de los supuestos sanadores, existen batallas por ideologías donde peleamos por la supremacía de una frente a la otra, y batallas por la libertad donde a costa de someter a otros se intenta conseguir la propia.

Sin embargo, la batalla más importante, la que a la postre podría terminar con todas las demás guerras, es aquella que se libra en nuestro interior, es la batalla del Ser o no Ser que está presente en cada humano. Pues de poco sirve ganar algunas contiendas externas sin vencer al verdadero enemigo, ya ese enemigo volverá más fuerte si cabe y lo que puede parecer una momentánea victoria se tornará de nuevo en una guerra que nos volverá a despedazar por dentro y por fuera.

Esa batalla interior es la que sentimos a diario, la experimentamos continuamente sin poder evadirnos de ella, sin poder escapar, pues es imposible estar al margen. Aun si quisiéramos vivir en un lugar apartado, solos y aislados, la batalla persistiría, y se manifiesta a cada momento, a cada paso y en cada decisión que tomamos. Es la batalla de la mente contra el corazón, de lo que pienso frente a lo que siento, de los deseos contra la necesidad, de lo que creo contra lo que creo saber, de lo que quiero frente a lo que hago, de lo que hago frente a lo que quiero hacer, del ego queriendo hacer su voluntad o someterse a la voluntad del Ser. Y es tan real esta batalla interior como lo pueda ser un piedra, el suelo que pisamos o el aire que respiramos.

En esta sociedad de las prisas, de trabajar y consumir, de debatirnos entre penas y alegrías, de perseguir placeres para olvidar, de intentar sobrevivir como puedas, del corre o te quedas atrás, el sistema se ha encargado de que estemos continuamente ocupados con tareas, y cuando no estemos ocupados que estemos preocupados. El bombardeo es continuo, los medios de comunicación y el mismo entorno que habitamos no paran de enviarnos mensajes de negatividad y adormecimiento, de miedos y de fantasías, de presagios y de tormentas. No importan si se cumplen o no, porque su función ya ha sido consumada, que es la de distraernos, atemorizarnos, mantenernos dóciles y miedosos mientras la vida pasa sin que nada cambie, que los de arriba sigan estando arriba y los de abajo sigan en el limbo de la inconsciencia y en la apatía de la inacción.

Y en medio de todo ello, como gran olvidado, están nuestros impulsos más profundos, nuestros anhelos más verdaderos, nuestras corazonadas más íntimas, que quedan sofocadas por el mundanal ruido, ahogadas por las prisas y apagadas por la lluvia de la desinformación.

No tenemos ningún control sobre lo que otros piensen y opinen, lo que juzguen o critiquen, pero todo ello, en el fondo, no cambia un ápice lo que eres en realidad. No podemos cambiar a nadie, pero si cambiarnos a nosotros siguiendo a nuestra consciencia con coherencia y responsabilidad, para reconocernos como Seres Humanos verdaderos y hacernos cargo de nuestra existencia, de la que nadie es protagonista salvo tú mismo.

Lo que sí podemos estar seguros es que todo cambio particular afecta a su entorno y personas que nos rodean, y éstas a su vez afectarán a su propio entorno, produciendo una cadena de efectos de proporciones inimaginables. Por lo que podemos decir que somos los arquitectos de nuestro propio universo y conformador de realidades. Este es nuestro verdadero poder que otros conocen y manipulan para su beneficio, pues si no tomas tus propias decisiones terminas siendo el abono de las decisiones de otros. Y si miras bien en tu interior comprenderás que lo único que te lo impide es el miedo.

Esta es la batalla invisible que todos vivimos y podemos sentir en el interior. Una batalla real de la que nadie se libra y que continuará hasta que dejemos de luchar en los lugares equivocados para hacernos conscientes y responsables de nosotros mismos, cogiendo el toro por los cuernos y dejando que nuestro Ser nos guíe con esos impulsos verdaderos, ese anhelo innegable y esas corazonadas íntimas que te dicen quién eres en realidad, cuál es tu camino y para qué estás aquí.

Ángel .º.

SIENDO COHERENTES


Cuando alguien quiere avanzar en el crecimiento de su consciencia, cristalizar su espíritu y consolidar la conexión con su Ser, tiene inevitablemente que cultivar la coherencia entre pensamiento, palabra y obra. Se hace indispensable, pues alguien que piensa una cosa, sus palabras dicen otra y sus actos reflejan otra bien distinta, no posee la suficiente integridad para llevar a cabo ninguna labor trascendente, su energía y propósito quedarán dispersos y su intención diluida en un centro de gravedad que no termina de formarse.

Imaginemos que somos los dueños de una empresa y tenemos que dejarla en manos de los empleados para que funcione. Indudablemente no pondríamos al frente de ella a alguien que sabemos que dice una cosa y hace otra, sino que elegiríamos a los que demuestran día a día que se puede contar en ellos, los que son dignos de nuestra confianza, porque mantienen una coherencia de principio a fin haciéndose responsables de sí mismos y terminando lo que empiezan.

Pues igual sucede a nivel interno, ya que la consciencia del Ser necesita de responsabilidad, de una intención clara y un propósito definido, así como de una unificación de criterio para poder manifestar el cumplimiento de su misión.

Ahora bien, para ser coherentes es necesario una buena dosis de observación, de estar atentos y alertas a los pensamientos que albergamos, hacer como el buen amo de casa que limpia y saca la basura y solo cobija aquellos pensamientos que suman al propósito, para que éstos prosperen a través de la palabra y los actos que mantengan la coherencia y posibiliten su manifestación.

No obstante, al iniciar cualquier nueva actividad que nos propongamos siempre habrá que vencer una resistencia representada por la fuerza de fricción que existe en la inercia del inconsciente, con la consiguiente implicación de tipo emocional, algo que generalmente se consigue a través de un ejercicio de voluntad y acompañado del necesario choque consciente que nos devuelva al centro de gravedad.

Imaginemos que queremos aprender a tocar el piano. Al principio, necesitamos de la voluntad y motivación suficientes para empezar esa nueva actividad, vencer la apatía, ir a clases, atender las lecciones y empezar a practicar. Luego, es posible que otras cuestiones ajenas se interpongan en nuestro aprendizaje, entrando en contradicción y desviando nuestra atención, incluso puede que nos cansemos o terminemos aburridos porque el proceso de aprender a tocar bien el piano se hace más largo de lo que creíamos. Aquí es donde se precisa del choque consciente, por ejemplo oír una pieza musical de piano que nos deleita y alienta la motivación que nos impulsó a estudiar. Entonces el centro de gravedad es alimentado y la coherencia consigue ser mantenida.

Sin el ejercicio de la coherencia nada se puede lograr, no hay avance verdadero, pues continuamente nos boicoteamos a nosotros mismos empezando actividades que no logramos terminar, vamos dejando unas y cogiendo otras, convirtiendo nuestra existencia en retazos de un traje que no combina. Hoy quiero una cosa y mañana otra, porque no es la consciencia la que guía y unifica, sino el ego a través de sus múltiples yoes, ocurriendo que el yo de hoy no tiene nada que ver con el de ayer ni seguramente con el de mañana.

Es por ello que la coherencia tiene íntima relación con la unificación del ego, ganando puntos que se alinean en la misma dirección, posibilitando la cohesión interna, y ayudando a que podamos ser consecuentes (secuencia mantenida). Entonces la consciencia puede acometer hazañas que antes no eran posibles, porque tiene la coherencia necesaria para llevarlas a cabo, dando sentido y cohesión a la existencia, ordenando el caos y manteniendo el rumbo hacia un propósito cierto.

Ángel

miércoles, 8 de febrero de 2017

Topí



En las últimas semanas hemos tratado de hacer llegar la idea de que la realidad interior es la clave para todo proceso de cambio exterior, y el reflejo de lo que cada uno contiene en si mismo, algo que han dicho miles de personas a lo largo de toda la historia, y que aquí solo repetimos una vez más porque es necesario traer a la luz de la mente consciente el convencimiento de que es así, para que el ser humano pueda reducir el poder de los automatismos que nos manejan, y ser más conscientes que nuestra realidad está en nuestras manos (en el conjunto de nuestro sistema energético y psíquico), y qué, en consecuencia, el destino común está en las manos de los destinos individuales, creando la realidad consensuada global de una u otra forma, según más personas se hagan cargo de las suyas propias, o según más personas dejen que las dinámicas y fuerzas que siguen ejerciendo el control y poder sobre uno lo hagan.

A este tipo de observaciones, hay que añadir que no existe juicio asociado a que una de las dos opciones sea “mala” o “buena”, es algo que ya hemos dicho hace tiempo que, desde el ser que somos, todo es experiencia, y que no hay etiquetas respecto a lo que es “positivo” o “negativo”, mientras sea “experiencia” de la que se pueda obtener un aprendizaje, por lo tanto, mientras el tablero de juego que es nuestro planeta siga permitiéndolo, habrá opciones de seguir encontrando detonantes y posibilidades para coger los mandos y riendas de la realidad personal.

Pero el planeta ya está acelerando

Hace unos días, el pasado 31 de Enero, un artículo del observatorio ruso espacial (Russian Space Observing System), traducido en el portal Reddit, indicó un aumento de la frecuencia de resonancia de Shumman, en un pico, a 36Hz durante ese día. Es algo importante, pues en el año 2014 ya se habían detectado algunos picos por encima de los 20Hz (en el rango de 15-25Hz en la mayoría de veces). Los colores de la gráfica suelen ser generalmente azul con verde ocasional, pero no blanco, que es un indicativo de esa frecuencia tan elevada según las escalas que usan en el observatorio para medirla.

Y es que esta frecuencia, marca, de alguna forma, el nivel de “vibración” que se considera es la resonancia base del planeta, y que, como hemos comentado en alguna ocasión, ha sido siempre en esta realidad y ciclo evolutivo actual, de 7.83Hz, pero que, desde hace unas tres o cuatro décadas, está subiendo paulatinamente. De hecho, los antiguos Rishis indios llamaban a esta frecuencia, de 7,83Hz, la frecuencia del OM. También habréis oído o leído que el siguiente “nivel de juego”, el siguiente nivel de consciencia, la siguiente “realidad” hacia la que nos movemos, tiene su frecuencia de resonancia estable en 15,6Hz, es decir, que cuando en todo momento nos encontremos con que esa sea la frecuencia de vibración del planeta de forma permanente y en todo su conjunto, será cuando posiblemente empezaremos a ver cambios más drásticos, rápidos y estables a nivel físico en nuestra realidad, consecuencia del aumento de vibración, consciencia, evolución, etc., del planeta, y de todos nosotros.

Cambios en el tiempo y en la realidad

Este aumento de la frecuencia de resonancia Schumann es un efecto posiblemente de los cambios que estamos viviendo como sociedad, pues la consciencia y los campos mórficos que marcan el nivel más bajo y más alto de eso que llamamos nuestro “inconsciente colectivo”, afectan en gran medida a los ritmos y frecuencias del planeta que habitamos. La Tierra también cambia, y su sistema energético y estructura está asimismo ajustándose a otros niveles. Decenas de anomalías se han visto reflejadas en los últimos tiempos en las mediciones de los campos magnéticos, de las líneas de energía, de los polos, etc. Además, los cambios en la percepción del tiempo, su “aceleración”, la sensación de que la realidad está alterada, nosotros desubicados, etc., van también implícitos en este aumento de resonancia, ya que la frecuencia de Schumann sintoniza o reverbera con los niveles alfa y theta del cerebro, por lo que un cambio en la primera, afecta directamente a los segundos. Todo pasa más deprisa, todo va más deprisa y parece que vamos corriendo siempre para alcanzar algo que va por delante nuestro, y que ya no podemos ajustar, si no es siendo conscientes de que esto simplemente va a ir en aumento, y tenemos que adaptar lo que hacemos a esta nueva velocidad del tiempo.

Esto lleva además a lo que comentábamos en el artículo anterior referente a cuando se nos ponen las cosas patas arriba, pues para algunas personas todo esto produce choques drásticos internos que rompen muy rápidamente estructuras estancadas en uno mismo, que entonces se reflejan mucho más rápidamente en estructuras externas, otras personas, aunque menos drásticamente y más paulatinamente, también van viendo como cambian cosas sin saber que son ellos los que realmente están cambiando por todas las influencias que están afectando a la raza humana y al planeta en el que vivimos.

Influencia en las líneas temporales

Por el incremento de la resonancia base del planeta, es probable que también veamos, gracias a ello, un aumento de la distancia “energética” entre las dos líneas temporales principales que marcan la realidad de la gente en estos momentos, de las que ya hemos hablado en la conferencia de “Humanidad y Salto Evolutivo”, y también hemos dicho que suelen denominarse como la línea #33 (la que consideramos negativa, densa y continuación de la realidad actual) y la línea #42, que se considera la línea temporal de cambio de consciencia, evolutivo y de realidad de la raza humana.

Mientras ambas líneas coexistan una sobre otra, a niveles diferentes de percepción, pero simultáneas, aun todos estamos en la misma realidad, con mayor o menor influencia individual según resuenes con la parte más densa de la #33 o no (es decir, que aunque co-existan contigo personas o hechos que tengan su base en esa línea temporal, si tu alineación principal es con la vibración de la línea #42, más “elevada” su repercusión en tu realidad personal será menor), pero si estos picos de frecuencia suben y se van dando más regularmente, se mantienen y se aceleran, la separación de líneas muy probablemente se de mucho más rápidamente, y, entonces, empecemos a ver que la realidad que nos toque vivir será solo, y exclusivamente, la de la línea en la que nos encontremos.

En definitiva, un buen síntoma, y un buen augurio que estos picos de la resonancia de Shumman estén dándose con mayor regularidad. El cambio siempre es parte de la vida, ya lo hemos comentado en otros artículos, y, en este caso, el cambio planetario es parte de la evolución como especie y raza que somos, por mucho que los poderes en control se empeñen en pararlo, evitarlo o tratar de ralentizarlo.